Skip to content
Posted On:
Tagged:
Climate and Environment
Steel

In Gijón, northern Spain, ArcelorMittal has turned a coastal city into a pollution hotspot. The steel plant, located less than ten kilometres to the south of the city centre , is one of the most polluting in Europe. Families living in its shadow report respiratory diseases, air quality being profoundly altered by industrial activities. All this does not come out of nowhere: repeated daily excesses of PM10 and PM25 particles are recorded, as well as mercury contamination and high peaks of benzene (a cancerogen gas). 

Everyday, hours are spent cleaning up accumulated dust and discarding garden plants that have perished. It’s not sand from the sea, no, but iron oxide dust covering houses and objects. Despite decades of warnings, steel from the plant continues to harm local communities, the environment and fuel the climate crisis – with the car industry being one of its main customers. “How is it possible that I have to live with the risks this pollution supposes, only so a bunch of businessmen can earn a lot of money at the cost of endangering lives?”, asks José Luis Rodríguez Peón, a member of the Federation of Neighbourhood Associations of Gijón.

The citizens of Gijón are calling for substantial changes to the business model and production processes. The company has been awarded substantial subsidies to undertake the ecological transition, but halted its plans to build a green hydrogen DRI (direct iron reduction) unit to replace one of the blast furnaces, a hard blow for the transition. ArcelorMittal must invest in its plants and stop making economic excuses, since its profits continue increasing every year.

Paco Ramos, from the Ecologistas en Acción NGO, adds: “We have lost a decade in knowing what the pollution was, who the polluters were… and now that we know everything, we don’t want to lose another decade to take measures to correct these pollution effects”. Reducing pollution is possible – it’s been proven several times. Industry in the region will have a future when models change, and when the demands of residents and unions are heard.

Link to local organisation website:

 


(Spanish)

De aire marino a polvo tóxico: la otra cara de Gijón

En Gijón, al norte de España, ArcelorMittal ha convertido una ciudad costera en un punto negro de contaminación. La acería, situada a menos de diez kilómetros del centro urbano, es considerada una de las más contaminantes de Europa. Las familias que viven bajo su sombra denuncian enfermedades respiratorias. Nada de esto es casualidad: se registran excedencias diarias de partículas PM10 y PM2,5, además de contaminación por mercurio y picos muy altos de benceno, un gas cancerígeno.

Cada día se invierten horas en limpiar el polvo acumulado y en tirar plantas del jardín que no sobreviven. No es arena del mar, sino polvo de óxido de hierro que cubre casas y objetos, dañando incluso coches. Pese a décadas de advertencias, el acero producido en la planta sigue dañando a la población local, el medio ambiente y alimentando la crisis climática, siendo uno de sus principales clientes el sector automovilístico. ¿Cómo es posible que yo tenga que vivir con los riesgos que supone esta contaminación, solo para que un puñado de empresarios se enriquezca poniendo en peligro vidas humanas?”, se pregunta José Luis Rodríguez Peón, miembro de la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón.

La ciudadanía gijonesa reclama cambios de fondo en el modelo de negocio y en los procesos de producción. Durante años, se han aprobado cuantiosas subvenciones para que la empresa acometiese la transición ecológica, pero ha paralizado varios de sus proyectos de descarbonización, entre ellos la construcción de una planta de reducción directa con hidrógeno verde (DRI) para sustituir a uno de los altos hornos, un golpe duro para la transición. ArcelorMittal debe invertir en sus instalaciones y dejar de poner excusas económicas, porque sus beneficios siguen creciendo igualmente.

“Llevamos una década perdida en saber qué era la contaminación, quiénes eran los responsables… y ahora que lo sabemos todo, no queremos perder otra década en tomar medidas para corregir sus efectos”, denuncia Paco Ramos, de Ecologistas en Acción. Reducir la contaminación es posible — se ha demostrado en varias ocasiones. La industria en la región tendrá futuro cuando cambie de modelo y cuando se escuchen las demandas de vecinos y sindicatos.

Vínculo a organización local: 

Ecologistas en Acción